Cuatro años han pasado entre una y otra foto. Y aunque las veáis igual de guapas y de sonrientes, por dentro son otras. Porque han pasado también muchas horas de estudio, muchas consultas, muchos cursos, muchas guardias y... ¡hasta una pandemia nada más y nada menos! Nuestras residentes se nos han hecho mayores y hoy nos hemos despedido como siempre con la sensación agridulce que produce la penita de perderlas y la alegría de saber que salen perfectamente preparadas para enfrentarse solitas a lo que las echen. Afortunadamente Andrea y Amparo se quedarán por Cantabria, así que cualquier día las podemos volver a tener por aquí. Y a Elena la tendremos todavía unos meses entre nosotros porque ella, además de todo lo demás, ha tenido también un hijo y tiene que recuperar su baja maternal. Un abrazo enorme a las tres y mucha suerte.


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